Rusia y Ucrania: cuál es el sistema económico ruso y por qué se le acusa de ser un “capitalismo de compinches”
Rusia y Ucrania: cuál es el sistema económico ruso y por qué se le acusa de ser un “capitalismo de compinches”
El colapso de la poderosa Unión de la Unión Soviética en 1991 marcó el fin de una era comunista. Y fue también la entrada de Rusia, el principal estado de la unión, al que fuera su mayor enemigo: el sistema capitalista.
Rusia tiene un sistema bancario, reconoce la propiedad privada, hay acceso al mercado de capitales… “todo lo que normalmente atribuiríamos a un país capitalista”, le dice a BBC Mundo Carlos Sieglel, profesor en la División de Economía y Asuntos Globales en la Universidad Rutgers.
Es el país más grande del mundo, y obtiene grandes ingresos por la exportación de gas y petróleo.
La Agencia Internacional de Energía (IEA, por su siglas en inglés) sostiene que Rusia “juega papel descomunal en los mercados petroleros mundiales”.
Rusia es un país capitalista, pero varios expertos coinciden que tras la caida de la URSS, los líderes de Rusia, primero Boris Yeltsin y luego Vladimir Putin, alimentaron un modelo económico que favorecía a unos pocos cercanos al gobierno.
“Capitalismo de compinches”, lo llaman algunos analistas como Anders Åslund, autor del libro “El capitalismo de compinches de Rusia: el camino de la economía de mercado a la cleptocracia” (por su traducción literal al español).
¿Cómo funciona la economía de Rusia y por qué sus críticos la asocian con la creación de oligarcas y corrupción?
Las empresas que antes pertenecían al Estado iban a ser privatizadas.
“La cuestión era cómo privatizarlas”, dice el experto.
Lo que ocurrió, dice el analista, fue que muchas de las compañías más grandes que fueron privatizadas quedaron en manos de antiguos funcionarios del gobierno o de personas que estaban bien conectadas.
A este grupo de personas, que por ser cercanas al gobierno lograron privilegios para hacerse con las empresas, hoy se les conoce como los oligarcas.
“Son élites empresariales ultrarricas con un desproporcionado poder político“, según los describe Stanislav Markus, profesor de Negocios Internacionales en la Universidad de Carolina del Sur, en un artículo de The Conversation.
Según Markus, los oligarcas emergieron en dos oleadas.
La primera fue a partir de 1990, cuando durante el gobierno de Boris Yeltsin se vendieron grandes compañías estatales a un bajo precio a un selecto grupo de magnates a cambio de beneficios.
La segunda oleada fue impulsada por Putin a través de contratos con el Estado, explica Markus.
El modelo era que empresas privadas de infraestructura, defensa y atención de la salud vendían sus servicios al gobierno a un precio mucho mayor que el del mercado, a cambio de sobornos a los funcionarios que hacían posible la transacción.
“Así, Putin enriqueció a una nueva legión de oligarcas que le debían sus enormes fortunas”, dice Markus.
Esa confabulación es lo que algunos califican de “capitalismo de compinches”.
“Rusia es un país con capitalismo de compinches, es muy similar a lo que tendrías en economías fascistas, donde el Estado y algunas industrias colaboraban entre sí”, dice Siegliel.
“En este caso colaboran mediante mecanismos de corrupción”.
Eszter Wirth, profesora de Economía Internacional de la Universidad Pontificia Comillas, describe a Rusia como un “sistema aparentemente capitalista”.
“Donde la mayor parte de la riqueza se genera en sectores caracterizados por el rentismo, nepotismo y la compra de favores”, según le dice Wirth a BBC Mundo.
Wirth explica que Putin implementó un sistema basado en el modelo soviético, caracterizado por grandes empresas estatales, y lo combinó con el sistema oligarquista de Yeltsin.
“Dichas corporaciones estatales controlan un 55% de la economía rusa (las PYMES un 20,6%), que recuerdan a la época socialista”, dice la experta.
“Sistema cleptocrático”
Ese mecanismo, dicen los expertos, está basado en que los oligarcas no se meten en asuntos políticos, y el Kremlin no se mete en los negocios de estos magnates.
“Los oligarcas han ayudado a Putin a mantenerse en el poder a través de su inmovilidad política y su apoyo económico a las iniciativas internas del Kremlin”, dice Markus.
La ONG Transparencia Internacional califica a Rusia de tener un “sistema cleptocrático”.
“La gran riqueza que los cleptócratas rusos han acumulado, y siguen disfrutando, ha ayudado al presidente Putin a reforzar su control sobre el poder…” sostiene la organización en un artículo del 4 de marzo.
El semanario The Economist ubica a Rusia en el primer lugar de su Índice de Capitalismo de Compinches.
El índice mide la cantidad de multimillonarios cuyas fortunas pueden estar asociadas a su cercanía con el gobierno, especialmente a través de negocios como bancos, casinos, defensa, industrias extractivas y construcción.
La publicación sostiene que en Rusia hay 120 milmillonarios, de los cuales el 70% cumple las características de un “capitalista compinche”.
“El 28% del PIB ruso corresponde a la riqueza de multimillonarios (oligarcas) rusos que operan en sectores rentistas (del Estado)”, indica Wirth.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-60774779